lunes, 8 de agosto de 2011

Me encantaría que fuera así

Me encantaría que estos dos jubilados fueran amigos desde niños, y que en su día, 60 años atrás, ya hubieran estado así, enfrentados sus cuerpos en algún columpio del parque cercano a sus casas. Me encantaría que hoy, como tantos otros días desde que se jubilaron, hubieran quedado por la mañana temprano, dejando a sus mujeres, hijos o nietos en casa, para salir juntos a dar un paseo y charlar de sus cosas, y llegados a este punto del paseo marítimo dijeran un “por qué no” a probar estos aparatos de gimnasia. Y que, tras tantos años de amistad, el relajo de su relación fuera ya tal que pudieran permitirse el quedarse cada uno pensando en sus cosas, cada cabeza mirando para un sitio diferente, cada mente a su bola sin sentir incomodidad alguna por el mutuo abandono de ese instante. 



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