Una vez que no quedan veraneantes, son ellas las que languidecen bajo el cielo, sin importarles que luzca el sol o se forme lo que los marinos llaman la "panza de burra", esas nubes que se acumulan y parece que pesan. Ahí están ellas, poblando la arena; desnudas, vestidas, únicas dueñas de la playa en invierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario